En primer lugar, quiero hablarte del tamaño del lavadero. Es cierto que es un espacio, condicionado muchas veces, por el resto de las habitaciones. Acaba siendo un lugar de tamaño más reducido de el que necesitaría realmente, pues es una zona en la que se realizan tareas casi todos los días.
En algunos de mis proyectos el lavadero ha llegado a ser una habitación grande, con varias zonas definidas según su uso, armarios, zona de planchado, plegado, etc. Y en otros casos el lavadero ha quedado integrado dentro del mismo espacio que compartían, por ejemplo, cocina y salón. En todos los casos intento siempre sacar el máximo partido al espacio y poner por encima de todo la practicidad y la organización del trabajo a realizar allí.

Cada casa es un mundo diferente, y estoy segura de que tu tienes tus costumbres, horarios, rutinas, etc, que son las que condicionan la mejor forma posible de organización de esta pieza de tu casa. Por eso no me gusta generalizar, aunque si te puedo dar consejos que te pueden ayudar si los acoplas a tu espacio y tu modo de vida.

– Si vas a vivir en una casa de dos o más plantas, te recomiendo, que ubiques tu lavadero en la misma planta donde generas la ropa sucia, y donde te vistes, de esta forma, podrás ahorrar tiempo en los recorridos. Ten en cuenta que lo ideal es contar con un balcón o espacio para poder tender la ropa desde el mismo lavadero.

– Coloca cestos con asas o incluso con ruedas, para la ropa sucia en las zonas de paso, fuera de las habitaciones, o en los baños si te caben. Así puedes llevarlos hasta el lavadero, para dividir su contenido en los cestos vacíos que recomiendo que pongas en el mismo lavadero. Estos cestos vacíos para la ropa sucia corresponderán a ropa de color, ropa blanca y ropa oscura.

– Una forma práctica de separar la ropa una vez plegada es colocarla en bandejas separadas según su propietario. Lo ideal sería tener una estantería a medida con bandejas de madera y mimbre pero otra solución más rápida y económica es comprar torre de cajones de plástico, de las que venden en grandes almacenes, y colocarla sobre el banco de trabajo, de forma que según vas plegando colocas la ropa en su lugar. Después cada miembro de la familia se encarga de recoger su bandeja y poner la ropa en su sitio.

– Analiza durante una o dos semanas cuantas lavadoras pones, cuanto tiempo tardas en tender, recoger, plegar, planchar, y a que horas sueles hacerlo. Esta información te va a servir para planificarte y crear una rutina de trabajo. Te pongo mi ejemplo, yo sé que solo dispongo de tiempo para esto a primera hora de la mañana y última de la noche, además, me va bien porque es cuando estoy en esta zona de las habitaciones. Por lo tanto, antes de acostarme, pongo la lavadora, y cuando me levanto, la tiendo o pongo la secadora. Esa noche recojo y pliego la ropa que tendí por la mañana. No suelo planchar, solo las piezas de hilo que puedan arrugarse más. Las camisetas, polos y demás piezas de algodón las tiendo en perchas para evitar arrugas.

– Esmérate por crear un ambiente de trabajo agradable y un espacio acogedor, es decir, pon la música que te inspire (a mi me va el jazz y la bossanova, por ejemplo), aromatiza el espacio con un difusor tipo humidificador de esencias naturales y decora el lavadero con plantas colgantes para no quitarte espacio (tipo poto sobre un estante, o con un colgante de macramé).

– Y si te atreves, fabrica tu propio jabón y suavizante para lavar la ropa, de forma que puedas contribuir a mejorar el medio ambiente. Evitarás el vertido de químicos tóxicos en el agua que se desecha, y además dejarás de consumir plástico. Yo, estoy en ello.

Tienes a tu alcance un montón de ideas para sacarle partido a tu lavadero y hacerte la vida más cómoda. Mi intención es dar un servicio de asesoramiento en organización y orden de la casa en unos meses, si estas interesada en él, puedes dejarme tus datos y te avisaré cuando lo publique. Me gustaría que compartieras tus tips o secretos para una buena organización, o que es lo que te impide actualmente llegar a esa rutina tan deseada. ¡Te escucho!